HISTORIA DEL CAFÉ EN COLOMBIA
Algunos indicios históricos señalan que los Jesuitas trajeron el grano a la Nueva Granada hacia 1730. Por otro lado dicen que este producto arribó gracias a un viajero que venía de las Guayanas a través de Venezuela.
El más antiguo testimonio escrito acerca del cafeto en Colombia se le
atribuye al sacerdote jesuita José Gumilla, quién en su libro El Orinoco
Ilustrado (1730) registró la presencia del producto en la misión de
Santa Teresa de Tabajé, llevada a cabo en cercanías a la desembocadura
del río Meta en la Orinoquía.
Desde 1835 se comenzó a cultivar comercialmente el grano de café en Colombia
en Salazar de las Palmas, Norte de Santander. Gran parte del incentivo a
la producción se le atribuye a Francisco Romero, sacerdote de la época
que imponía a los feligreses de la población, durante la confesión, la
penitencia de sembrar café. Esto fue un gran impulso para la propagación
del cultivo del grano en esa zona del país. Con estas semillas se logró
una posterior expansión y presencia del cultivo en departamentos como Santander, Norte de Santander, Cundinamarca, Antioquia, el Centro del país y posteriormente en el sur.
Durante el siglo XX fue el producto primordial dentro de las actividades
comerciales colombianas, registrando exportaciones de hasta 2.560
sacos. En 1999
representó un 3,7% del producto interno bruto nacional y un 37% del
empleo agrícola. Los principales departamentos productores de café son: Nariño, Norte de Santander, Antioquia, Valle del Cauca, y Cundinamarca, Huila, Tolima, Caldas, Risaralda, Quindío, conociendo los tres últimos como el Eje Cafetero.
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